martes, 28 de junio de 2011

Corso 2ª Final

No le costó mucho conseguir lo que necesitaba, a veces es bueno tener amigos hasta en el infierno.
Para la ocasión había elegido un traje de dos botones, azul marino casi negro, camisa blanca y pajarita.
Sí, Corso siempre fue distinto, eligió una pajarita azul cielo , para un día más importante de su vida.
No había descuidado ningún detalle, llevaba hasta los gemelos que le regalo su padre en su graduación
En unas horas , Corso había pasado de ser un perro flauta pacífico, a un sicario con pajarita.
Se dirigió al ayuntamiento con paso firme. Tenía el mismo infierno en su mirada.
Un buenos días al de seguridad fue suficiente para entrar.
Subió las escaleras y llego a un interminable pasillo donde al final había una puerta cerrada con un Letrero que rezaba así, "Sala de Juntas".
Sin dudarlo, abrió la puerta, dentro había 3 individuos trajeados sonrientes, entre ellos el concejal con el que nunca debió cruzar la mirada.Tenía la misma sonrisa en la cara que esta mañana. Los billetes de 500 euros que había en la mesa no pasaron desapercibidos para Corso.
Sin que les diera tiempo a decir nada, uno ya tenía un balazo en la Nuca.
Sin despeinarse , ni mostrar ningún signo de arrepentimiento, Corso le adestró un balazo a quemarropa al teniente alcalde.
Ya tenía dos víctimas en su carnicería particular y estaba en medio del campo de batalla.
Por casualidades de la vida, sólo quedaba el concejal sonriente, pero su cara había cambiado, ahora no sonreía, su cara reflejaba pánico.
Corso no oía los gritos de auxilio del concejal. Tenía un trabajo y era lo único que le importaba.
El concejal, preso del pánico, intentó salir corriendo, en ese instante, Corso, dirigió su revolver calibre 45 y le disparó en la sien.
El balazo fue demasiado cercano, pero silencioso, su amigo le había garantizado que ese silenciador era el mejor del mercado .En ese momento la camisa blanca de Corso quedó totalmetne ensangrentada. El disparo fue demasiado cercano y se percató que tenía sesos de concejal por todo el cuerpo. Corso había consumado su venganza.
El sicario había hecho su trabajo , ahora quedaba lo más fácil , LA HUIDA.
Los gritos del concejal había hecho su efecto, y Janeta, la conserje, entró en la sala agitada.
Lo único que pude ver antes de desmayarse , fue un escenario digno de cualquier película gore de los años 80. Pero aquí la sangre era real.
Mientras tanto , Corso, seguía impasible su camino hacía las escaleras, con un andar tranquilo dejando un fino rastro de sangre por el pasillo.
No estaba nervioso, conocía a la perfección como el terrorista KARAKA ESKORPION había huido de la Universidad Autónoma de Madrid , después de disparar a un profesor suyo, D. Francisco Tomas y Valiente.
Cuando se encontraba a alguien que subía para ver que pasaba, el señalaba al despacho como asustado y sólo decía, lo han matado, lo han matado.
Nadie sospechaba que ese tío de 1,80 impecablemente vestido y lleno de sangre podría ser el asesino.
Corso bajó las escaleras, le quedaban 10 metros para la libertad.
En ese momento se oyó ¡¡¡¡ALTO¡¡¡, provenía del mismo hombre de seguridad que le había dejado pasar minutos antes.
Corso, sacó otra vez su revolver y le apunto a la sien, pero no disparó.En esos segundos, su cabeza le dijo que no podía matar a un inocente. El de seguridad era de los suyos, trabajaba 12 horas al día para pagar la hipoteca en unas condiciones laborales infrahumanas.
Esos momentos de duda fueron suficientes para recibir un disparo en la pierna. No pudo reaccionar, fue un disparo por la espalda. Lo realizó un policía local que era la primera vez que utilizaba su arma en sus 30 años de servicio.
En los segundos siguientes, le cayeron 5 aceros en el cuerpo. Las últimas palabras que se le oyeron decir fueron, "decidle a mi padre que esté contento , ya no volveré a casa."
Todos los noticiarios y periódicos nacionales abrieron con la noticia de Corso, durante un mes se hicieron mil debates, estudios comparándolo con las orgías de sangre Norteamericanas. Todos los analistas llegaron a la conclusión que era un psicópata y que tenían que vigilar la educación de los jóvenes.
Nadie se dio cuenta del problema real. Es la desesperación de gran parte de la sociedad.Hay más Corsos de los que creemos en la sociedad. El problema no es sólo de educación , es la desesperación. Si leemos los sucesos de cualquier periódico , os daréis cuenta que todos los delitos son violentos, asesitantos, atracos, palizas ( normalmente por deudas) ... La violencia se ha impregnado en la sociedad. La desesperación ha hecho su trabajo. Esperemos que no vaya a más.

3 comentarios:

  1. Espero que esa desesperación no nos lleve sólo a la violencia a ultranza. Siempre ha de haber otras salidas... esta es la última.
    Besos, Homero.

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  2. Es la historia de la humanidad.
    Cuando hay hambre empieza la violencia.
    Se disfraza de mil maneras pero es la miseria.

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  3. Por lo menos Corso, defendió la vida de un inocente. En muchos lugares del mundo no la respetan y justos pagan por pecadores.

    Este Corso, aún tenía un mínimo valor.

    No había venido porque te me habías escapado.

    Muchos besos.

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