Mi capitán es cobarde, viejo y atormentado. No podemos seguir la navegación cuando el mando de la nave es un individuo que ve pasar las horas en la proa del barco mirando el horizonte. Sabe que no le lleva nada este rumbo más que al hundimiento. Sabe perfectamente que por mucho que llegue al horizonte nunca verá la tierra.... Con un capitán inseguro no vale la pena luchar, sólo vale la pena esperar en perderse entre la inmensidad del mar.
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